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19 junio, 2024Alrededor de mil millones de adultos en todo el mundo fuman, con una alta prevalencia en los países en desarrollo, donde el 49% de los hombres y el 11% de las mujeres consumen tabaco. Aunque la prevalencia de fumadores actuales ha disminuido con el tiempo en varios países, el número absoluto mundial de fumadores ha aumentado debido al crecimiento demográfico. Las políticas han logrado alentar a las personas a dejar de fumar, utilizando ayudas como la terapia de reemplazo de nicotina y los cigarrillos electrónicos.
Según el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), el tabaco provoca cerca de 52.000 muertes anuales en España (Fuente CNPT: 2018) por dolencias como la bronquitis crónica, el enfisema pulmonar y el cáncer de pulmón y faringe. Por si esto fuera poco, es también el factor de riesgo cardiovascular más importante, ya que la incidencia de la patología coronaria en los fumadores es tres veces mayor que en el resto de la población. Fumar apenas un cigarrillo al día lleva aparejado un riesgo de enfermedad coronaria o ictus mucho mayor del esperado: aproximadamente la mitad del riesgo de los fumadores de 20 cigarrillos al día. No hay un nivel seguro de tabaquismo para la enfermedad cardiovascular. Los fumadores deberían intentar eliminar del todo el hábito, en lugar de disminuir el consumo para reducir el riesgo.
El hábito tabáquico es uno de los desencadenantes más importantes de enfermedades pulmonares crónicas, cardiovasculares y neoplásicas, por lo que es considerado el factor de riesgo de enfermedad y de muerte prematura evitable más importante a nivel mundial. En cuanto a su relación con el cáncer, el tabaco es actualmente el responsable del 30 % de los cánceres a nivel mundial, el cual, además, es responsable de un 30 % de la mortalidad de ellos. De las 7000 sustancias presentes en el humo del tabaco, 70 son reconocidamente carcinogénicas. Otro hecho a destacar es que, al ser la boca la puerta de entrada del humo del tabaco al organismo, el uso crónico conlleva un importante daño a ese nivel, tinción de los dientes, halitosis, pérdida variable del gusto, pérdida del tejido óseo dentario y factor de riesgo para el cáncer oral.
En cuanto al consumo de tabaco en España, según la Encuesta Europea de Salud en España del año 2020, un 16,4% de mujeres y un 23,3% de hombres fuman a diario. El porcentaje más alto en los hombres corresponde al grupo de edad de 25 a 34 años y en las mujeres al grupo de 45 a 54 años.
La nicotina es el principal componente adictivo del tabaco, aunque éste también suele contener otros alcaloides farmacológicamente activos, como la nornicotina, la anabasina, la miosmena, la nicotirina y la anatabina. Juntos suponen el 8-12% del total de alcaloides del tabaco.
Las acciones de la nicotina son múltiples, entre las cuales destaca la sensación de placer, excitación, ansiolítico, mejora la concentración, aumenta los niveles de hormonas endógenas, como la hormona adenocorticotropa, cortisol, hormona del crecimiento, prolactina y vasopresina, de tal forma que la estimulación de la médula adrenal produce la liberación de adrenalina y noradrenalina, lo cual contribuye a los efectos cardiovasculares de la nicotina, al producirse por la acción periférica de estas un aumento de los ácidos grasos en sangre y produce un aumento significativo de la presión arterial y de la frecuencia cardiaca.
¿En qué nos puede afectar el tabaquismo en nuestra salud?
- Enfermedades Cardiovasculares: aumenta el riesgo de enfermedades del corazón, como la cardiopatía coronaria, los accidentes cerebrovasculares y la enfermedad arterial periférica.
- Enfermedades Respiratorias: fumar daña los pulmones y aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades respiratorias crónicas, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y el cáncer de pulmón. Además los fumadores tienen un mayor riesgo de desarrollar infecciones respiratorias agudas, como neumonía y bronquitis.
- Cáncer: es la principal causa de cáncer de pulmón, pero también aumenta el riesgo de cáncer en otras partes del cuerpo, como la boca, la garganta, el esófago, el páncreas, la vejiga y los riñones.
- Enfermedades Reproductivas: puede afectar la fertilidad tanto en hombres como en mujeres, y aumenta el riesgo de complicaciones durante el embarazo, como parto prematuro, bajo peso al nacer y aborto espontáneo.
- Aspecto Físico: Fumar puede causar cambios físicos no deseados, como piel arrugada, pérdida de cabello prematura y decoloración de los dientes y las uñas. También aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades de las encías.
- Salud Mental: Si bien a menudo se pasa por alto, el tabaquismo también puede afectar la salud mental. Se ha relacionado con un mayor riesgo de depresión, ansiedad y trastornos psiquiátricos en general. Además, puede aumentar el estrés en lugar de aliviarlo, como a menudo se cree erróneamente.
¿Quieres dejar de fumar?
Dejar de fumar puede ser un desafío, pero es completamente posible con determinación y estrategia. Aquí tienes algunos pasos que pueden ayudarte:
- Establece una fecha para dejar de fumar: Escoge una fecha en el futuro cercano y marca ese día como el inicio de tu vida libre de humo. Esto te dará tiempo para prepararte mental y emocionalmente.
- Identifica tus desencadenantes: Reconoce las situaciones, emociones o actividades que te hacen querer fumar. Esto te ayudará a desarrollar estrategias para manejar esos desencadenantes sin recurrir al cigarrillo.
- Busca apoyo: Comunica tu decisión de dejar de fumar a amigos, familiares y seres queridos. El apoyo social puede ser una herramienta invaluable durante este proceso. Considera unirte a grupos de apoyo o buscar programas para dejar de fumar.
- Encuentra alternativas saludables: Busca formas de ocupar tu tiempo y mantener tus manos ocupadas, como masticar chicle sin azúcar, tomar agua o practicar ejercicios de respiración profunda.
- Haz cambios en tu entorno: Elimina los cigarrillos, ceniceros y cualquier otro objeto relacionado con fumar de tu entorno. Esto puede ayudar a reducir las tentaciones.
- Ejercicio regular: El ejercicio puede ayudar a reducir los antojos de nicotina y mejorar tu estado de ánimo. Intenta incluir actividades físicas en tu rutina diaria.
- Considera terapia de reemplazo de nicotina (TRN): Los parches, chicles o inhaladores de nicotina pueden ayudar a reducir los síntomas de abstinencia mientras te adaptas a vivir sin cigarrillos.
- Maneja el estrés: Busca formas saludables de manejar el estrés, como la meditación, el yoga, la lectura o el dibujo. El estrés puede desencadenar el deseo de fumar, así que es importante tener estrategias para enfrentarlo.
- Recompénsate: Establece metas a corto plazo y recompénsate por cada logro. Celebra tus éxitos y recuerda que estás dando un gran paso hacia una vida más saludable.
- No te rindas: Es posible que tengas recaídas en el camino, pero no te desanimes. Aprende de cada experiencia y sigue adelante con tu objetivo de dejar de fumar.
Recuerda que dejar de fumar es un proceso individual y puede llevar tiempo. Sé amable contigo mismo y busca ayuda si la necesitas. ¡Tú puedes hacerlo!
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