La gripe es una enfermedad infecciosa aguda. Es causada por un virus de la influenza A y B que afecta al aparato respiratorio y produce una serie de síntomas generales característicos, como fiebre mayor que 38 °C (aunque no todas las personas con gripe tienen fiebre), tos o dolor de garganta, goteo o congestión nasal, dolor de cabeza, dolores musculares, escalofríos, fatiga náuseas, vómitos o diarrea (más común en los niños).

La mayoría de personas con gripe mejoran por su cuenta. Pero a veces esta enfermedad y sus complicaciones pueden ser mortales, por tanto, hay que tener en cuenta la prevención y de ahí la vacunación. La vacuna contra el virus de la gripe ayuda a proteger frente a esta enfermedad.

La epidemia de gripe suele producirse a finales de diciembre, a mitad de invierno; en consecuencia, el mejor momento para vacunarse es desde septiembre hasta noviembre.

La vacuna antigripal es una medida segura y eficaz para la prevención de la gripe. Es necesario vacunarse cada año, ya que la vacuna se adapta anualmente al virus circulante.

Indicación de vacunación

• Para las personas de 65 o más años se recomienda una vacuna contra la gripe con una dosis más elevada de virus atenuado en forma de inyección.
• Podrán vacunarse las personas menores de 65 años cuando tengan algún factor de riesgo::
  • Personas de alto riesgo: personas con enfermedades crónicas cardiovasculares, neurológicas o respiratorias; diabetes, obesidad mórbida, enfermedad renal crónica, hemoglobinopatías y anemias, hemofilia, asplenia, enfermedad hepática crónica, VIH, enfermedades neuromusculares graves, inmunosupresión, cáncer y hemopatías malignas, implante coclear, fístula de LCR, enfermedad celda; personas institucionalizadas; menores entre 6 meses y 18 años en tratamiento prolongado con ácido acetilsalicílico; embarazadas; menores entre los 6 y 24 meses de edad con antecedentes de prematuridad; personas sin hogar.

• • Personas que pueden transmitir la gripe a aquellas con alto riesgo de presentar complicaciones: personal sanitario; trabajadores de instituciones de personas mayores o centros de atención a enfermos crónicos; los que proporcionan cuidados domiciliarios a pacientes de alto riesgo o mayores; estudiantes en prácticas en centros sanitarios y sociosanitarios.
  • Otros grupos: trabajadores de servicios públicos esenciales como fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado (nacional, autonómica o local), bomberos, servicios de protección civil o personal penitenciario; personas con exposición laboral directa a aves domésticas o cerdos en granjas o explotaciones avícolas o porcinas y también a aves silvestres.

La razón principal para no administrar una vacuna contra la gripe a una persona es:

Una reacción alérgica grave y potencialmente mortal (como una reacción anafiláctica) a cualquier componente de la vacuna en una dosis previa de cualquier vacuna contra la gripe.

*Si la persona sufre una enfermedad temporal, los médicos generalmente esperan para administrar la vacuna hasta que la enfermedad se resuelva.

Efectos secundarios de la vacuna contra la gripe

• En algunas ocasiones, aparece dolor en el sitio de la inyección. En ocasiones se producen fiebre y dolores musculares.
• No está claro si la vacuna contra la gripe aumenta el riesgo de desarrollar el síndrome de Guillain-Barré, un trastorno neurológico progresivo (se suele presentar dentro de los 6 meses después de la administración).

Protección de la vacuna antigripal

La vacuna estándar contra la gripe es generalmente más eficaz en personas menores de 65 años. Algunas personas mayores y personas con ciertas enfermedades pueden desarrollar menos inmunidad después de recibir la vacuna contra la gripe.

Aunque la vacuna no protege completamente contra la gripe, puede disminuir la gravedad de la enfermedad. También puede reducir el riesgo de que se produzcan complicaciones y un cuadro grave de la enfermedad que requiera hospitalización.

Medidas de prevención de la gripe aparte de la vacunación

• La vacuna contra la gripe es la mejor defensa contra la enfermedad.
• Vacunación de la COVID-19. Tanto la COVID-19 como la gripe pueden propagarse a la vez. Recibir las vacunas es la mejor forma de protegerse de ambas.
• Lavarse las manos con agua y jabón de forma frecuente y meticulosa por al menos 20 segundos.
• Si no hay agua y jabón disponible, utilizar un desinfectante a base de alcohol en las manos.
• Evitar tocarse los ojos, nariz o boca con las manos.
• Evitar a las multitudes cuando la gripe o la COVID-19 se estén propagando por la zona.
• Cubrirse la boca con un pañuelo desechable o la parte interna del codo al toser o estornudar, y luego lavarse las manos.
• Limpiar y desinfectar regularmente las superficies que se tocan con frecuencia, como los mostradores, los interruptores de la luz y las manecillas de las puertas.
• Practicar buenos hábitos de salud. Hacer ejercicio de forma regular, dormir lo suficiente, beber mucho líquido, seguir una dieta saludable y controlar el estrés.
• Si alguien enferma con la gripe, también puede ayudar a prevenir la transmisión quedándose en casa y manteniendo distanciamiento físico de las demás personas. Quedarse en casa hasta que no se haya tenido fiebre al menos 24 horas.

Recibir la vacuna contra la gripe puede reducir el riesgo de contraer enfermedad y complicaciones. Seguir estas precauciones puede ayudarle a protegerse de la gripe o de otras enfermedades respiratorias.

Créditos de imagen de portada: Imagen de prostooleh en Freepik